Sábado 19/febrero/2022
El 2022 ha tenido una “anormal normalidad”, considerando los dos años anteriores de pandemia. Este año se han podido realizar, por ahora, todas las brevet de forma exitosa, volviendo al ciclo normal de cada año, cosa que no ocurría desde el 2019.
Ha destacado el entusiasmo y alta convocatoria que han tenido estos eventos. El esfuerzo y trabajo de organización de Brevet Chile ha sido loable. Con gran corazón y amor a esta disciplina, han sido capaces de fortalecer su organización, innovar en el contexto de pandemia, planificar rutas atractivas, afianzar lazos con comunidades locales y desarrollar de forma impecable la logística de los eventos, incluso con varios “cariñitos” para los participantes.
La Brevet de 400 km se realizó el sábado 19 de febrero. Su inicio fue a las 16:00 hrs. y su hora máxima para completar el desafío fue las 19:00 hrs del día siguiente; es decir, 27 horas continuas.
Esta brevet la tenía marcada en mi calendario, ya que pretendo intentar completar la serie Super Randonneur del 2022.
Tenía la confianza de haber realizado algunas cuantas antes. Físicamente no estaba en la mejor de mis formas (hace un buen rato en realidad); las semanas previas tuve descanso por vacaciones y me contagié con covid. Pero aquello no era relevante, ya que no tenía objetivos muy elevados de rendimiento o de tiempo, y tengo una base suficiente con la que podría estar tranquilo. La semana previa me preocupé principalmente de darle movilidad a las piernas y el cuerpo en general, con algunos pedaleos de baja intensidad y caminatas; además de comer y dormir lo mejor posible.
La Brevet la planifiqué como usualmente lo hago. Revisé la ruta completa y la dividí por tramos, usando los puntos de control como inicio y fin. Para cada tramo, identifiqué su distancia y sus principales características (su desnivel acumulado, sus cuestas y dónde comenzaban, etc.). Con eso, estimé una velocidad promedio y el tiempo en que haría cada tramo. Así, tenía horas estimadas en que llegaría a cada punto de control. También para cada tramo estimé la cantidad de comida que llevaría conmigo. Siempre opto por ir cargado de comida, bajo el supuesto de que no comeré nada extra en toda la brevet.
Tramo 1
Partimos a las 17:00 hrs desde el Parque Bicentenario de Vitacura, con un calor bien alto, pero que sabíamos que pronto iría atenuando (la partida era diferida en 3 grupos, y yo estaba en el último grupo, por eso no partí a las 16:00 hrs.). Tomamos rumbo norte hacia la cima de la Cuesta la Dormida, que era el PC1 (Km 100). Según mi “papelito”, debería llegar allí a las 22:00 hrs. Pasamos por Cuesta Pie Andino, Chicureo, Colina, Batuco, Lampa y Tiltil.
Como acostumbro, fui solo, sin un grupo predeterminado, pedaleando a ratos junto a gente que coincidía en el camino. Tenía presente seguir la regla sagrada de ir a mi propio ritmo, no dejarme tentar por algún otro participante o grupo más rápido, especialmente en los primeros kilómetros. El trayecto inicial resultó sin inconvenientes, muy tranquilo, a un ritmo constante y sin pausas. Llegué al PC1 marcando a las 21:34 hrs. (planificado a las 22:00 hrs.), cumpliendo así 1/4 de la brevet de forma perfecta con lo planificado.
En la cima de La Dormida ya se sentía fuerte el frío, así que me abrigué con primera capa, “cuello”, cubrecalzado y guantes largos, para iniciar la bajada de la cuesta hacia la Quinta Región. Reservé una capa de ropa externa para más entrada la noche, suponiendo que haría más frío en la medida que nos acercáramos a la costa.
Tramo 2
El PC2, estaba a 84 kilómetros desde el PC1. El camino era relativamente suave y plano. Solo había una pequeña cuesta -Lo Orozco-, y pasaríamos por Limache y Villa Alemana, hasta llegar al PC3 en Casablanca, a eso de las 1:30 hrs. si todo marchaba sin sorpresas.
El tramo 2 fue menos frío de lo que esperaba. Bajé la Cuesta La Dormida con precaución, muy atento a cualquier cosa en el pavimento, con dos luces encendidas al máximo (en bajadas siempre llevo dos luces con diferentes ángulos de iluminación, uno inmediato y otro más adelantado). Casi no pasaron autos en todo el descenso. Después de bajar la Cuesta La Dormida, me saqué los guantes largos, porque me era imposible comer ni manipular ropa y aparatos de la bicicleta. En los sectores urbanos de Limache y Villa Alemana había aun actividad al pasar; luego vino una segunda parte más rural, silenciosa y oscura.
Llegué al PC2, en Casablanca, y marqué a las 00:58 hrs., siguiendo alineado con mi planificación que indicada a las 1:30 hrs. El PC2 estaba en una botillería grande, junto a un negocio de comida. Aquí obviamente me hidraté y repuse líquidos. Decidí no comer en el puesto de comidas (después de arrepentí). También aquí me puse la tercera capa y, a pesar del frío, decidí seguir con los guantes cortos.
Tramo 3
El PC3 estaba en María Pinto, en el kilómetro 246; es decir, tocaba pedalear 62 kilómetros desde el PC2, incluyendo la Cuesta Ibacache, en dirección oriente. Desde aquí ya estaríamos de lleno metidos en la noche, sin movimiento ni luces. Serían caminos oscuros, con frío y en soledad. Me sentía perfecto de físico y de cabeza, y por suerte no había tenido ninguna sorpresa hasta aquí.
El camino hacia María Pinto fue en oscuridad y silencio total. La Cuesta Ibacache la hice totalmente en solitario, sin autos, personas ni ciclistas. Con ese panorama, una vaca apareció de sorpresa junto al camino y casi me provoca un infarto. Hasta que llegué al PC3, marcando a las 03:54 AM (planificado a las 03:15 AM) en la plaza de María Pinto. Este PC era definitivamente el “oasis” de la brevet. Un puesto con frutas, comida, agua, jugo, isotónico, reposeras para dormir, un gran ambiente que invitaba incluso peligrosamente a no seguir la ruta. Imposible no quedarse un rato más largo que lo planificado.
Tramo 4
Partí desde María Pinto (Km. 246) cerca de las 5:00 hrs., rumbo al PC4 ubicado en Alto Jahuel (Km. 334). El frío no había aumentado y me sentía bien tal como estaba de abrigado. En el kilómetro 280 comenzaba la Cuesta Mallarauco, y aquí comenzó mi sufrimiento. Se me “apretó” el vasto interno de mi pierna derecha (la parte interior del muslo) y empecé a sentir una leve molestia al cargar la pedalada. Continué subiendo, esperando que no fuera algo más serio o que agravara más adelante. Sin embargo, al bajar la cuesta y retomar el pedaleo en el plano, sentí que algo no iba bien y tuve que bajar la intensidad. Después del kilómetro 300 ya me hice la idea que me tomaría más tiempo que lo pensado para llegar al PC4 (Alto Jahuel). En cada pendiente, por baja que fuera, me costaba más la pedalada y debía bajar la velocidad. Me tocó el amanecer cerca de las 7:00 hrs., pedaleando entre Talagante y Buin. Si bien el dolor no era intenso, hizo alargar las distancias y tiempos de lo que venía, jugando en contra en la cabeza.
Finalmente, llegué al PC4 (Alto Jahuel), a las 8:47 AM (planificado a las 07:00 AM), casi 2 horas más tarde de lo planificado, producto de la larga estadía en el PC de María Pinto y la baja del ritmo luego de la Cuesta Mallarauco.
Tramo 5
Desde el PC4 (Km. 334), sabía que se me venía un largo y lento viaje hacia la meta (Km. 400). Trataría de minimizar la molestia de la pierna; pero sabía que, al mismo tiempo, comenzarían a aparecer otras molestias propias del tiempo del pedaleo que llevaba.
Tal como esperaba, este trayecto me resultó un sufrimiento larguísimo. Trababa de no pensar en la pierna, de mantener la cabeza limpia, alejar los malos pensamientos, cargarme con el sol de la mañana, de comenzar a ver vida, personas, incluso ciclistas por las calles de Pirque. Pero estuvo difícil. No comí nada más, me vino un asco a seguir comiendo lo que traía. Quería una empanada con desesperación, no por hambre sino por cambiar el sabor. Paré en dos lugares y no tenían; me tomé una Coca-Cola, unas ramitas, y decidí no buscar más y seguir. Es curioso como un pequeño e inesperado hecho puede desencadenar una ola de negativismo que se pone contra uno, y contra lo que hay que luchar. Afloró el dolor de culo, espalda, brazos, manos. Sentía dolor en cada pedalada en que ejercía fuerza, aunque fuese un falso plano de 2% (los repechos de Pirque fueron terribles).
Así, llegué hasta Las Vizcachas, pensando solo en dar una pedalada tras otra con el menor dolor posible. El camino por Av. La Florida (últimos 20 kilómetros) fue mezcla entre revitalizante por sentirme ya “en” Santiago, y de más sufrimiento. El dolor en mi muslo ya estaba en su máximo y lo sentía cada vez que debía partir en un semáforo, y no fueron pocas. Al final, el ímpetu de querer acabar luego se trató de imponer, así que le metí con lo que pude, para llegar finalmente a la meta, marcando a las 12:31 hrs. (planificado a las 10:00 hrs.). Allí disfruté la cerveza heladita, perfecta para esa hora del día, y un buen rato de conversa con quienes allí estaban.
En total, hice la brevet en 19 horas y media, lo que me deja contento ya que, si bien no tenía un objetivo de tiempo, llegué con casi 8 horas de holgura respecto al tiempo máximo. Es un buen indicador de la forma y de cómo parto para afrontar la próxima brevet de 600 km., y también de las cosas en que deberé trabajar para esa prueba.
Lecciones
Pensando en el próximo reto de 600 km., saqué algunas lecciones a considerar. La primera es que debí haber puesto más atención a las señales del cuerpo para prever la molestia que me hizo sufrir el último tramo. Probablemente, de haber atenuado un poco el ritmo antes, o quizás parar, no hubiera sufrido tanto e incluso hubiera llegado antes y sin molestias.
Para la preparación, voy a concentrarme principalmente en la fuerza. Es algo que en los últimos 2 años no he hecho de forma regular, y creo que en gran medida explica lo que me pasó en esta brevet de 400 km. Estando mejor en este aspecto, podré tener una brevet más tranquilo, y retrasar lo más posible la aparición de molestias, dolores y cansancio.
En segundo lugar, el frío será un tema para abordar más seriamente, por la fecha. Deberé prepararme mejor para eso, de forma inteligente (no necesariamente todo pasa ir con más ropa).
Y en cuanto a la alimentación, ajustaré mi planificación de cómo comer. Mantendré mi organización por tramos, lo que es bastante práctico, pero agregaré más paradas para comer “comida” (empanadas, completos, etc.). Con eso, quiero evitar la sensación de hastío que viví en el último tramo de la brevet de 400 km., cuando había ingerido solamente barritas y geles durante la brevet. También, incluiré algunos suplementos que hasta aquí no he usado este año, pero que son valiosos para 600 km. en adelante: carbohidratos para líquido (aporta buena cantidad de carbos, sin preocuparme de estar sumando varios geles para cumplir la dosis requerida), magnesio (también será importante ayuda, y más aun considerando que los años van haciendo lo suyo en el cuerpo) y electrolitos y sales (la Brevet 600 km. será con varias horas de día, así que es probable una mayor necesidad de éstos).
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